jueves, 31 de diciembre de 2009

DIAS Y NOCHES DE ASILO, CONFESIONES DE FIN DE AÑO.*



¡ EL ASILO TE DA MÁS SEGURIDAD. PERO MENOS FELICIDAD !

Después de ser Procurador de Antioquia, Candidato a la Alcaldía de Medellín por un movimiento cívico, Asesor de Paz y Convivencia del Municipio de Medellín y Consultor en temas de Convivencia Ciudadana en la década de los noventa, que producto de lo anterior, tuve la posibilidad de crear la primera oficina para defender los DD.HH las 24 horas del día; crear la primera Asesoría de Paz y Convivencia en Colombia, para ofrecer salidas pacíficas al conflicto-urbano-armado de los jóvenes que tenían voluntad de paz; crear así mismo, el primer espacio carcelario para que los internos de la cárcel de Bellavista, tuvieran una comunicación positiva con la ciudad y pudieran trabajar a favor de la convivencia ciudadana de sus barrios de origen; y finalmente, demostré desde los tribunales de justicia, en diferentes defensas penales, que lo que los barrio populares de la ciudad necesitaban era más inversión social y menos represión militar, me vi obligado a salir de Colombia con toda mi familia el 9 de julio del 2001, luego que el Congreso de la República comprobara que había contra mi serias amenazas de muerte por parte de los narco-para-militares que se expandían territorialmente para tener el control de toda el Área Metropolitana del Valle de Aburra…que finalmente lograron.

La acogida: la acomodación.

Ante la Asociación Catalana de Solidaridad y Ayuda al Refugiado ACSAR, y la Cruz Roja en Barcelona, expuse mi caso y lo primero que me dijeron era que al llegar a España debía “quemar mis embarcaciones” pues a partir de ese momento iniciaba una nueva vida. Nos trasladaron a un piso de acogida cerca al Paseo Sant Joan, allí, en un espacio de 6 metros cuadrados pasamos el verano del 2001: mis hijas Sara de 6 años, Isabel de 2 y mi esposa embarazada de 7 meses de Sofía, nuestra tercera hija. Compartíamos historias de vida con chechenios, rusos, africanos y latinoamericanos que por diferentes razones habían tenido que dejar su país. Nuestras vidas pasaron al anonimato.

Con la llegada del otoño tomamos contacto con la universidad donde tenía conocidos y la acogida fue un hecho. Todo cambió positivamente como por arte de magia. Posibilidades laborales, ubicación de piso, escolarización de las niñas, seguridad social, cursos de catalán, fueron los primeros contactos con la realidad catalana. Parecía el inicio de esa nueva vida anunciada por la Cruz Roja: “la nueva vida”.

Un asilo atípico

En el año 2003, el Gobierno Español nos reconoce el Asilo Político, a mi esposa, a mis dos hijas y a mí, pues Sofía ya había nacido española. A diferencia de “la alegría” que normalmente representa el que se nos otorgue el asilo político, a mi me produjo una serie de sentimientos encontrados, fue un triunfo, si se puede llamar así, con sabor agridulce. Lo positivo, era el saber que lo expuesto ante las autoridades españolas, donde fundamentaba mis razones que me hicieron salir de Colombia, habían salido positivas y ciertas y no eran producto de mi fantasía, ni de la paranoia que se puede tener en estos casos, esto me tranquilizó. Pero de otro lado, lo negativo, el saber que era cierto que mi vida corría peligro en manos del Estado Colombiano al que yo había representado y defendido en tantas oportunidades, en temas de Derechos Humanos y convivencia ciudadana.

Lo atípico de mi caso, era que por norma general el asilo político se le concede a las personas que en alguna forma han tenido una militancia política que choca con el régimen imperante en su país, quien lo pone en situación de riesgo a él y a su familia. Militancia política que puede provenir de la actividad sindical, del trabajo con sectores populares, por integrar ONGs críticas del sistema, por militar en partidos políticos contrarios al régimen y hasta ser miembros activos de grupos insurgentes armados. En mi caso ninguna de estas militancias se dieron, por el contrario trabaje desde el Estado, defendiendo siempre el Estado de Derecho, y desde donde mi militancia se suscribió a defender la democracia.

Pero tampoco tenía el perfil del inmigrante que sale buscando mejor futuro económico para él y para los suyos, caso en el que se acoge al mercado laborar imperante en el país de llegada, que le permite realizar un capital económico para invertir en su país de origen, por lo cual esta dispuesto a “aceptar” algunas adversidades propias del mercado de trabajo que se le ofrecen.

En los dos casos, en el del asilado político propiamente dicho y en el del inmigrante, podemos hablar de una permanencia temporal en el país de acogida, que le permite tolerar en alguna forma su nueva vida, a cambio de un proyecto futuro en su país de origen. Es así como la mayoría de los líderes de izquierda en Colombia que en su momento fueron asilados político y han regresado al país, ven compensado sus esfuerzos y sacrificios, con el reconocimiento político que les permite militar como cuadros políticos con peso específico.

Lo atípico de mi caso es que no hice una “militancia” política que me hiciera prever en un futuro la posibilidad de tener que salir de mi país; y tampoco obedezco al inmigrante que viaja a España para mejorar su situación económica. En resumen mi asilo político: ni me ha proveído, ni me proveerá en un futuro réditos políticos que compensen mi estado actual de no reconocimiento y limitaciones y menos ha contribuido a mejorar mi posición económica.

Huelga reconocer, que el Estado Español nos ha dado el apoyo que la ley reserva para los casos de asilo político.

Los frutos de la acogida.

En los seis años de mi nueva vida, creo que hemos hecho una devolución a ese apoyo que se nos dio en su momento desde el gobierno y desde la universidad:
- hemos propuesto para Ayuntamientos “Servicios de Mediación Comunitaria”;
hemos construido la Metodología para la Transformación Pacífica de los Conflictos “Espiral de Paz”;
- hemos participado en la formación de jóvenes universitarios, profesores de la Generalitat, policías locales, dirigentes sociales en la cultura de la paz;
- hemos coordinado diferentes postgrados y master, en los temas de negociación y mediación;
hemos intervenido en mejorar los niveles de convivencia y participación en los ayuntamientos desde la Mediación Comunitaria;
- hemos creado la consultora HUMAN Ibero América, para trabajar por la convivencia pacífica en experiencias compartidas entre España y América, creando los Encuentros Iberoamericanos sobre las Nuevas Visiones de la Convivencia y Seguridad Ciudadana, desde donde se promueve la seguridad como la seguridad de “todos los derechos”.
Cuando hablo de “hemos” hablo en nombre de toda mi esposa que ha sido soporte fundamental en dichos proyectos.


Integración con dignidad.


No obstante todo el apoyo anterior y la devolución que hemos hecho hay algo que no va. Cosas que no te hacen sentir cómodo. Cosas sutiles pero que al final, por la repetición se vuelven una montaña que te agobia y no te permite mirar el futuro con confianza. Cosas que te hacen recordar permanentemente que no eres de aquí. Haber si lo sé explicar. Parece que para la integración debes pagar un precio, una especie de “peaje”, impuesto por el control social que te exige en forma directa o indirecta aceptar el orden social vigente, y ahí es donde dices: ¿POR QUÉ ACEPTAR?


¿Por qué aceptar?, que ante mi hoja de vida (CV), llena de conocimientos profesionales, vivencias sociales, y de experiencias de vida, me digan “son tus batallitas”.


¿Por qué aceptar?, la poca pasión que refleja el “llenar el expediente” que te permite “cobrar cada mes”.


¿Por qué aceptar?, el anonimato, la indiferencia, el individualismo, el “tu mateix” (que significa tu mismo, en catalán), el “es lo que hay”, el “lo toma o lo dejas”.


¿Por qué aceptar?, esa “seguridad” que nos permite llegar a viejos pero no nos permite compartir.


¿Por qué aceptar?, este control social, que te hace bajar la cabeza cuando la quieres sacar y cerrar la boca cuando la quieres abrir.


¿Por qué aceptar?, que es mejor vivir muerto, que morir vivo, si en mi otra vida dije lo contrario.


¿Por qué aceptar, la competitividad al extremo, que excluye las relaciones entre iguales?


¿Por qué aceptar?, empujar el tren desde dentro del vagón.


¿Por qué aceptar?, que le pongan límite a tus aspiraciones profesionales, mirando la altura del techo de tu despacho.


¿Por qué aceptar?, las relaciones de trabajo estrictamente verticales en una sociedad que se dice democrática y de izquierda.


¿Por qué aceptar?, que mi metodología de trabajo (latinoamericana) recursiva, creativa, desenfadada, desacartonada, dinámica y participativa, sea puesta en duda y comparada con la metodología “catalana-judía” racional e inmediatista.


¿CÓMO HACER?


¿Cómo hacer?, para que a más de abrirnos la puerta, le quiten la cadena y nos permitan entrar.


¿Cómo hacer?, para que una carcajada no rompa la “convivencia ciudadana” y el tocar al otro no sea falta de respeto.


¿Cómo hacer?, para que nos vean… para que no nos “ninguneen” (término catalán que significa no verte, no tenerte en cuenta, en suma ser ignorado).


¿Cómo hacer?, para que nos reconozcan lo que somos y lo que traemos, superando el morbo que representa el ser de otra parte.


¿Cómo hacer?, para que nos ofrezcan los trabajos que ellos también quieren hacer.


¿Cómo hacer?, para que me permitan demostrarles que no soy ninguna carga que merece solidaridad y evitando que me digan que la “solidaridad no es obligatoria”.


¿Cómo hacer?, para que me llamen por mi nombre: Juan Guillermo, así como yo llamo a Josep Lluis por el suyo, y no como a veces me dicen: ” el colombiano”.


Para una integración real se requiere dar respuesta a los anteriores interrogantes, que te permitan una inserción social con DIGNIDAD: Por la dignidad como lo dijo tan sabiamente el “culebrero paisa” en la “Estrategia del Caracol”: “por la dignidad gran pendejo”. Aquí diríamos: “por la dignidad…coño”. Lo grave es que, como en la película, nuestros interlocutores no sepan que es la dignidad o tengan otro significado de ella.


Transformación positiva.


Para lograr una integración que te permita una transformación positiva de tu nueva vida, se deben superar dos momentos claves: de una parte, el reconocimiento de tu dignidad en el momento de tu integración; y de otro lado, el poder hacer el duelo, para poder entender y dar salida a esa historia de vida por la que tuviste que salir de tu país y que es imposible quemar junto con tus barcas al llegar al país de acogida, que permanece intacta como tu “caja negra”. Y lo mas grave aún, son historias de vida que aquí nadie las entiende y el que se ofrece a escucharte las deja en el campo del morbo y el realismo mágico, si es que logras que te escuchen todo el relato, por que por lo general te cortan y te dejan con el corazón en la mano en medio del relato, por que tienen que coger el metro ó tienen en el móvil “una perdida”.


De lo contrario no podemos vivir en paz, pues siempre estaremos acompañados por esas historias de vida y que en honor a la memoria histórica de cada uno de nosotros no debemos olvidar. ¿Cómo olvidar?. ¿Por qué olvidar?. En mi caso particular : la cárcel Bella Vista, la de Itagüi, el Cartel de Medellín, las Milicias, las bandas, Flor del Monte, a Barranquillita, el barrio Antioquia, Moravia, Villa del Socorro, el barrio París, Bello, esas calles empinadas de Medellín que me enseñaron lo que la Universidad me oculto y el Valle del Penderisco donde pase mis más bellos recuerdos de mi niñez y juventud.


¿Por qué olvidar? a Jesús María Valle, cuando me dijo: Juan nos van a matar y lo mataron.


¿Por qué olvidar? al “Tino”, cuando le dijo a Willington, después de hacer un “pacto de convivencia” que paró una guerra de 5 años en la comuna nor-occidental, “Parcerito, tenemos que seguir viéndonos para que no se nos olvide que somos amigos”.


¿Por qué olvidar? a Pablo Escobar, que me contó hace 15 años lo que hoy se sabe de la para-política?


¿Por qué olvidar? al “tino” que dijo en tono desafiante en el patio cuarto de la cárcel de Bellavista, “¿parce, saben qué? del barrio de donde yo vengo, somos varones las 24 horas del día…y lo mató uno del otro barrio”.


¿Por qué olvidar? a J. Mario, recriminándome, el por qué a mi se me había ocurrido empadronar como actores de paz a los bandidos de Bellavista.


¿Por qué olvidar? a Jair, diciéndome: “sabe que JuanGui? lo efectivo es lo afectivo… quiérannos”.


¿Por qué olvidar? a “Madera”, diciéndole al Ministro Serpa: “sabe que doc (sic), nosotros queremos llegar a viejos como usted…!ayúdenos!”, y no les ayudamos.


¿Por qué olvidar? a Alex, que me dijo: “de París me sacan pero muerto…y lo sacaron”.


¿Por qué olvidar? a Henry, que hoy trabaja por la paz desde otro bando.


¿Por qué olvidar? Y… otra vez por qué olvidar al “Tino”, cuando enfrentándose conmigo me gritó: “sabe qué parce? ni ustedes son tan buenos, ni nosotros somos tan malos”.


¿Cómo olvidar?
¿Por qué olvidar?
¿Para qué olvidar?


Finalmente, una propuesta y una confesión.


La propuesta. Parodiando a “Don Jacinto”, cuando a la pregunta del Perro Romero: “¿qué día es hoy?”, luego de la paliza que le propinaron los que no saben que es la dignidad, Don Jacinto le responde, pensando en su amada y lejana España: “Romero en España es otoño, es otoño en España”. Les propongo que cuando nos sintamos apaleados por los que aquí no entienden de dignidad, pensemos que en Colombia es Primavera… siempre es Primavera.


La confesión: después de muchos días y noches fuera de mi país, recuerdo entre sueños y sollozos en los amaneceres de Sabadell: el Valle del Penderisco, la Casa Rosada, el Alto de San Agustín, la carretera a Urrao, la finca Guamales, el Barrio Laureles, mi casa en San Cristóbal, mi perro Clarín, la yegua Colimocha, el bar el Yucal, el Viejo Jordán, a Guillermo y Leticia (Q.E.P.D.), y me despierto sobresaltado esperando que ese sueño sea realidad, pero no, ya es un sueño; en cambio, lo que vivo diariamente, cuando duermo espero volverlo un sueño, pero no es así, pues cuando despierto veo que es la realidad, entonces lo que vivo es una ¡PESADILLA!.


En el 2010 espero regresar a NONGOBARCO.


Feliz año a todos.


* El anterio escrito fue una conferencia dictada en la Biblioteca Xavier BenguereL Barcelona, el 20 de Octubre de 2007, en la mesa redonda sobre TRANSCULTURALIDAD: ACOMODACIÓN O TRANSFORMACIÓN?. Dentro de las 4as. Jornadas de sensibilización por Colombia. LA DISPORA. Organizada pos la Fundación IMAGO y apoyada por el CIDOB. Entre los expositores estaba el director de cine Sergio Cabrera.

martes, 29 de diciembre de 2009

! ALÓ ALCALDE !



Señor Alcalde, lidere la recuperación de la seguridad en Medellín, pues de no hacerlo le dará la razón a los que hablan de la “Donbernabilidad” o del “maquillaje” en la seguridad de la ciudad.

Alonso Salazar, es uno de los Alcaldes que ha tenido la ciudad de Medellín con mayor conocimiento de ésta, pues la ha visto desde diferentes ángulos. Desde su trabajo llevado a cabo en la Corporación Región, donde desarrolló proyectos con las comunidades marginadas; posteriormente como investigador y comunicador social, abordo temas de gran actualidad como narcotráfico y drogas; y luego su paso por la administración de Sergio Fajardo, como Secretario de Gobierno, le correspondió llevar adelante la política de reinserción de los grupos desmovilizados por los narco-paramilitares que operaban en la ciudad, programa que fue modelo a nivel nacional para ser aplicados en temas similares en otras regiones del país.

Pero lo anterior no encuadra con los resultados de inseguridad vividos por la ciudad en el último año, pues no se entiende como Medellín en manos de un mandatario tan ducho en el tema de la seguridad haya vuelto a tener los homicidios del 2002; un Arzobispo de la ciudad y varios Fiscales amenazados; un usuario del metro cable herido por una bala disparada desde tierra; paro del transporte público por la extorsión a la que están siendo sometidos los conductores por bandas criminales; el asesinato -gravado por una cámara de seguridad, que se vio en directo en internet- del propietario de una gasolinera, donde uno de los sicarios usaba fusil con silenciador y al fallar éste en su intento criminal, entra un segundo sicario a descargar su arma contra la víctima; y finalmente, los entierros con mariachis y disparos al aire como en los “mejores” tiempos del Cartel de Medellín. Este es el marco general que vive la ciudad hoy por hoy.

Después de escuchar al Alcalde Salazar y a un par de Secretarios de Despacho en diferentes conferencias en Barcelona y al propio mandatario dando explicaciones del por qué de la violencia en la ciudad en los últimos meses, creo que a la actual administración en el tema de seguridad le falta: reconocer, aceptar y escuchar.

Reconocer, que los buenos resultados en temas de seguridad de la Administración de Fajardo-Valderrama, son producto de un proceso de convivencia vivido por la ciudad desde la década de los noventa, cuando las administraciones de Ramos-Botero y Naranjo-Pérez -producto de iniciativas innovadoras locales de convivencia ciudadana acordadas intersectorialmente- siempre pusieron los índices de criminalidad a la baja, de hecho se redujeron los homicidios de 430 a 220 por cada 100 mil habitantes en la época más violenta vivida por ciudad alguna.

Aceptar, que una cosa es gobernar la seguridad con el viento a favor, producto de unas negociaciones de paz adelantadas por el gobierno nacional y los narco-paramilitares de la ciudad, donde éstos dieron la orden de no matar a cambio que el gobierno no los extraditara; que gobernar la seguridad con dicho proceso de paz venido a menos, los capos extraditados, el gobierno nacional desentendido del tema y los “obreros de la guerra” (como llama Salazar a los jóvenes del proceso que se desmovilizaron bajo las ordenes de “berna”) en pie de guerra buscando ser los jefes, como cuando mataron a Pablo Escobar. Aceptar, igualmente, que en el Programa de reinserción llevado a cabo con dichos “obreros” algo pudo fallar, como es de lógica en un proceso de paz tan complejo y atípico como el vivido en la ciudad en lo últimos años. Aceptar que como mínimo, que no se logro tejer un entramado de base social capaz de resistir el fracaso de dicho proceso de paz, y que en él se dieron falsos positivos de paz, que hicieron de la paz un medio para fines inmediatistas e individuales de corto plazo.

Escuchar, a los que le queremos decirle: Señor Alcalde lidere la recuperación de la seguridad en Medellín, pues de no hacerlo le dará la razón a los que hablan de la “Donbernabilidad” o del “maquillaje” en la seguridad de la ciudad, y ahí sí se habrían desmitificado los años dorados de la administración Fajardo-Valderrama, con consecuencias impredecible para su proyecto presidencial.

Aló Señor Alcalde, gástese lo que le queda de gobierno en recuperar la seguridad, es eso lo que lo hará trascender como un Alcalde con autoridad en el manejo de la seguridad. Vale la pena correr el riesgo, debe...tiene que correrlo.

Invierta económicamente en la convivencia y en la seguridad como un tema Metropolitano; promueva la formación y valoración de la policía; creé un programa de drogas y desarme real y total; reinvente políticas de prevención del delito nacido desde los jóvenes, sin subvestimarlos; reconozca en la cárcel una posible aliada en el tema de la seguridad ciudadana; escuche a los que no ha escuchado; aproveche el gran apoyo internacional que tiene la ciudad para hacer una convocatoria mundial de seguridad por y para la paz de la ciudad; y finalmente, haga una ofensiva de medios, tipo Presidente Uribe, para salir a defender lo que se ha logrado construir en todos estos años.

Señor Alcalde, el mejor negocio que usted como paisa puede hacer por la ciudad, es invertir en la VIDA de TODOS sus habitantes, pues Medellín sigue teniendo problemas con la vida.

viernes, 11 de diciembre de 2009

EL CUARTO DE HORA DE LA SEGURIDAD...

El concepto “para”, viene del trabajo que en paralelo hacen personas o grupos de personas, para apoyar la labor que oficialmente desempeñan otras personas o instituciones en busca de un objetivo común. Normalmente el que hace el trabajo de “para” es la persona no titulada que le ayuda al profesional del oficio hacer su tarea, por ejemplo el para-medico, normalmente es el enfermero, el estudiante con niveles avanzados en la actividad medica que ayuda al médico titular ha realizar su labor. Pero también existe el lado oscuro de ser “para”, cuando se usan medios ilegales a favor de un fin legal, como es el caso de Colombia donde encontramos los para-militares, personas o grupos de personas que usando medios ilícitos como los asesinatos, desapariciones, masacres, entre otros, “ayudan” a los militares y policías a dar la seguridad que es incapaz de proveer el Estado, según los paramilitares, a causa de una falta política de exterminio frontal contra los grupos insurgentes que hay en el país, en especial las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. Esa “seguridad”, provenientes de grupos paramilitares se llama paraseguridad.

El Gobierno del Presidente Uribe que tiene como primera herramienta de política pública la Seguridad Democrática, llevó a cabo un proceso de paz con los paramilitares, donde se negoció la no extradición de los capos de estas organizaciones, ya infiltradas desde tiempo atrás por el narcotráfico, a cambio de la desmovilización de sus ejércitos privados, con ello el gobierno debería recuperar el control de la seguridad en las ciudades y zonas donde los narcoparamilitares se desmovilizaren.

En un primer momento el país empezó a vivir un cambio, la Seguridad Democrática por medio de dicha negociación comenzó a mostrar resultados a la baja en indicadores de violencia y criminalidad, según cifras oficiales. Toda hacía pensar que de verdad el Estado había recuperado el monopolio de la seguridad armada sin ningún intermediario. Pero producto de la extradición a los EE.UU., de los jefes de dicha negociación y del incumplimiento de parte de los acuerdos, según los extraditados, la inseguridad regresa al país, en especial a las ciudades. Las estadísticas se disparan, los análisis se multiplican y el llamado a asumir responsabilidades está a la orden del día.

Es mi opinión el gobierno no supo aprovechar el cuarto de hora que le dio la negociación con los narcoparamilitares para recuperar de una vez por todas el manejo de la seguridad desde la legalidad. Los procesos de paz entre otras cosas le dan a la democracia un respiro para ajustar temas que en el pasado no venían funcionando bien y que por culpa de la guerra no se podían intervenir. Ese cese al fuego paz negativa como la llama J.Galtung, que es el primer mandamiento de la paz, pues se traduce en “no mataras”, le permite al Estado no preocuparse, de momento, por aquello que era su día a día, la seguridad de sus ciudadanos, la vida, y le posibilita avanzar en la búsqueda de la paz positiva, o sea en la construcción de oportunidades en igualdad de condiciones superando las exclusiones y fortaleciendo las comunidades. En suma, es construir las condiciones donde quepa, cómodamente, el proceso de paz en curso y con ellos los nuevos ciudadanos reinsertados.

Lo anterior no se supo aprovechar, a nivel nacional el tema de la parapolítica hizo pasar a un segundo plano el cumplimiento de los acuerdos firmados por el gobierno nacional y los jefes paramilitares; y en lo local, los Alcaldes, en algunos casos, se regodearon pensando que esa seguridad era producto de su gestión local y se dedicaron a embellecer las ciudades, que no esta mal, pero se olvidaron de construir convivencia ciudadana que es la sabia que alimenta todas las seguridades.

La Seguridad Democrática producto del proceso de paz, vuelve a estar en manos de los “paras”. La paraseguridad, vuelve a dirigir la dinámica de las ciudades, en manos de jóvenes más formados en temas de criminalidad, pues se han reciclado del modus operandi de los carteles de los noventa y de los paramilitares del 2000, y han hecho una mixtura diabólica poco común. La nueva generación de la violencia urbana sabe de la guerra y de la paz, pues se han fortalecido en las negociaciones y en este campo conocen como nadie las debilidades y fortalezas del Estado. Hoy día hacen uso de tecnologías de punta para su actividad delictiva: las ordenes ya no se dan por el “busca” sino por el mágico blachberry, de los dólares pasaron a los euros, de la Moto Yamaha 125, a la Toyota con blindaje 5, del tres ocho al fusil de asalta israelí con “silencio”. El “negocio“ se ha diversificado, del asesinato y los robos de carros por encargo o la venta de droga en el barrio, se ha pasado a la intervención directa de los comercios informales, seguridad privada, transporte, juegos de azar, relaciones con los altos cargos policiales, militares y políticos, que dan sus réditos criminales.

En el caso de la ciudad de Medellín, los efectos de no haber aprovechado el cuarto de hora que dio a la ciudad el proceso de paz llevado adelante con el Cacique Nutibara de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), para la consolidación de un nuevo concepto de la seguridad ciudadana que avanzara hacia al seguridad humana, no solo parece que se perdió el cuarto de hora, sino siete años, pues según el último reporte del Instituto Popular de Capacitación -IPC- :

“En materia de derechos humanos, el año 2009 deja para la ciudad de Medellín un balance desolador según datos del Instituto Popular de Capacitación (IPC): se incrementaron los homicidios en más de un 80%; aumentaron los casos de desplazamiento forzado intraurbano; las denuncias sobre reclutamiento forzado de menores de edad fueron la constante y, en términos generales, se presentó un fuerte deterioro de la vida comunitaria, barrial y al interior de las instituciones educativas”.

“Las cifra de personas asesinadas podría superar las 2.100, igualando así la cifra de 2.002 que se situó en 2.012”
. (Fuente elmercuriodigital, 10-12-2009).

Este es el momento para que la ciudad en cabeza de su Alcalde, conocedor como ninguno de los secretos de la ciudad, reinvente un nuevo concepto de seguridad basado en la participación y el respeto a los Derechos Humanos.

ASÍ DE SENCILLO

Este blog pretende hacer enfoques sencillos de temas complejos que el mundo contemporáneo nos presenta día a día.

Para lograr lo anterior, debo de presentar los temas bajo dos parámetros fundamentales: proximidad con el tema en cuestión al momento de su presentación y sentido común en el análisis y posteriores conclusiones.

La proximidad. Los conflictos sociales son inversamente proporcionales a los fenómenos naturales, aquellos, al acercarnos disminuyen, y éstos, aumentan. En la aplicación de esta máxima de los conflictos sociales nos permitimos ver la cara y ojos de los conflictos que se nos presentan, evitando los intermediarios que viven de la criminalización de la conflictividad para que sean vistos y tratados como violencia social. Esto nos permite hacer, como dice Cardús citando a Luhmann, una simplificación de los riesgos que nos presenta el mundo contemporáneo, sin necesidad de recurrir a la omisión o a la mentira.

El sentido común. Aristóteles afirma que el sentido común nos permite llegar a un lugar donde todos los sentidos se juntan, o sea un punto de encuentro donde confluyen todos los sentidos, la meta de los sentidos. Son acuerdos generales a los que se llega de forma natural sobre temas particulares. Por ello el sentido común, no requiere de confirmaciones científicas, ni de creencias esotéricas, sí precisa en cambio, de que mayoritariamente se crea en él. El sentido común, exige el conocimiento producto de la experiencia que te permite a nivel popular descubrir el sentir de las mayorías, condiciones que creo tener, y que me permite tener intuición, buen sentido y lenguaje común. Lo que pretendo finalmente, es que el sentido común sea el más común de los sentidos.

Bien queridos lectores, con esta intención les doy la bienvenida a NONGOBARCO desde donde me comunicaré con vosotros a partir de ahora.