Señor Alcalde, lidere la recuperación de la seguridad en Medellín, pues de no hacerlo le dará la razón a los que hablan de la “Donbernabilidad” o del “maquillaje” en la seguridad de la ciudad.
Alonso Salazar, es uno de los Alcaldes que ha tenido la ciudad de Medellín con mayor conocimiento de ésta, pues la ha visto desde diferentes ángulos. Desde su trabajo llevado a cabo en la Corporación Región, donde desarrolló proyectos con las comunidades marginadas; posteriormente como investigador y comunicador social, abordo temas de gran actualidad como narcotráfico y drogas; y luego su paso por la administración de Sergio Fajardo, como Secretario de Gobierno, le correspondió llevar adelante la política de reinserción de los grupos desmovilizados por los narco-paramilitares que operaban en la ciudad, programa que fue modelo a nivel nacional para ser aplicados en temas similares en otras regiones del país.
Pero lo anterior no encuadra con los resultados de inseguridad vividos por la ciudad en el último año, pues no se entiende como Medellín en manos de un mandatario tan ducho en el tema de la seguridad haya vuelto a tener los homicidios del 2002; un Arzobispo de la ciudad y varios Fiscales amenazados; un usuario del metro cable herido por una bala disparada desde tierra; paro del transporte público por la extorsión a la que están siendo sometidos los conductores por bandas criminales; el asesinato -gravado por una cámara de seguridad, que se vio en directo en internet- del propietario de una gasolinera, donde uno de los sicarios usaba fusil con silenciador y al fallar éste en su intento criminal, entra un segundo sicario a descargar su arma contra la víctima; y finalmente, los entierros con mariachis y disparos al aire como en los “mejores” tiempos del Cartel de Medellín. Este es el marco general que vive la ciudad hoy por hoy.
Después de escuchar al Alcalde Salazar y a un par de Secretarios de Despacho en diferentes conferencias en Barcelona y al propio mandatario dando explicaciones del por qué de la violencia en la ciudad en los últimos meses, creo que a la actual administración en el tema de seguridad le falta: reconocer, aceptar y escuchar.
Reconocer, que los buenos resultados en temas de seguridad de la Administración de Fajardo-Valderrama, son producto de un proceso de convivencia vivido por la ciudad desde la década de los noventa, cuando las administraciones de Ramos-Botero y Naranjo-Pérez -producto de iniciativas innovadoras locales de convivencia ciudadana acordadas intersectorialmente- siempre pusieron los índices de criminalidad a la baja, de hecho se redujeron los homicidios de 430 a 220 por cada 100 mil habitantes en la época más violenta vivida por ciudad alguna.
Aceptar, que una cosa es gobernar la seguridad con el viento a favor, producto de unas negociaciones de paz adelantadas por el gobierno nacional y los narco-paramilitares de la ciudad, donde éstos dieron la orden de no matar a cambio que el gobierno no los extraditara; que gobernar la seguridad con dicho proceso de paz venido a menos, los capos extraditados, el gobierno nacional desentendido del tema y los “obreros de la guerra” (como llama Salazar a los jóvenes del proceso que se desmovilizaron bajo las ordenes de “berna”) en pie de guerra buscando ser los jefes, como cuando mataron a Pablo Escobar. Aceptar, igualmente, que en el Programa de reinserción llevado a cabo con dichos “obreros” algo pudo fallar, como es de lógica en un proceso de paz tan complejo y atípico como el vivido en la ciudad en lo últimos años. Aceptar que como mínimo, que no se logro tejer un entramado de base social capaz de resistir el fracaso de dicho proceso de paz, y que en él se dieron falsos positivos de paz, que hicieron de la paz un medio para fines inmediatistas e individuales de corto plazo.
Escuchar, a los que le queremos decirle: Señor Alcalde lidere la recuperación de la seguridad en Medellín, pues de no hacerlo le dará la razón a los que hablan de la “Donbernabilidad” o del “maquillaje” en la seguridad de la ciudad, y ahí sí se habrían desmitificado los años dorados de la administración Fajardo-Valderrama, con consecuencias impredecible para su proyecto presidencial.
Aló Señor Alcalde, gástese lo que le queda de gobierno en recuperar la seguridad, es eso lo que lo hará trascender como un Alcalde con autoridad en el manejo de la seguridad. Vale la pena correr el riesgo, debe...tiene que correrlo.
Invierta económicamente en la convivencia y en la seguridad como un tema Metropolitano; promueva la formación y valoración de la policía; creé un programa de drogas y desarme real y total; reinvente políticas de prevención del delito nacido desde los jóvenes, sin subvestimarlos; reconozca en la cárcel una posible aliada en el tema de la seguridad ciudadana; escuche a los que no ha escuchado; aproveche el gran apoyo internacional que tiene la ciudad para hacer una convocatoria mundial de seguridad por y para la paz de la ciudad; y finalmente, haga una ofensiva de medios, tipo Presidente Uribe, para salir a defender lo que se ha logrado construir en todos estos años.
Señor Alcalde, el mejor negocio que usted como paisa puede hacer por la ciudad, es invertir en la VIDA de TODOS sus habitantes, pues Medellín sigue teniendo problemas con la vida.
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