domingo, 3 de enero de 2010

PARADA TÉCNICA.

RECONOZCA DR. RETREPO, QUE EL NARCOTRÁFICO, NO LOS NARCOTRAFICANTES, ES LA ASIGNATURA PENDIENTE DEL GOBIERNO.



Dr. Luis Carlos Restrepo
Alto Comisionado de Paz para Colombia. [1]


Reciba un cordial y respetuoso saludo.

El domingo 14 de Marzo leí con sorpresa sus declaraciones al diario el Tiempo de Colombia, referidas a la “lapidación en público” al que había estado usted sometido en un seminario en Barcelona. Corríjame si me equivoco, pero se refería usted al Seminario internacional sobre Alternatividad Penal [2], entre los días 28 y 29 de Febrero que organizó la Cátedra UNESCO por la Paz, de la Universidad Autónoma de Barcelona? Si es así, yo fui el lapidador principal.

Me preocupan doblemente estas declaraciones pues provienen del Alto Comisionado de Paz, que en las interacciones del diálogo, la discusión y el debate democrático debe salir siempre fortalecido; y del siquiatra, hombre ducho en el conocimiento de ese mundo interior del ser humano, que le permite valorar con objetividad los sentimientos ajenos.

A continuación le resumo brevemente lo que le exponía en aquel seminario, donde no con el mejor tono, producto de la impotencia, pero si con la “fuerza de la verdad” (Gandhi), producto de la experiencia, inicié solicitándole una “parada técnica” en el proceso con los paramilitares de Medellín, para que revisara entre otros puntos los siguientes:

No ignorar nuestra propia experiencia de paz, en especial las urbanas, en donde ciudades como Medellín, que salieron de las cenizas como el Ave Fénix después de librar la guerra contra el narcoterrorismo, se dio a la utópica tarea de hacer procesos de paz urbanos con los 10.000 jóvenes armados, dejados por el Cartel de Medellín, que se enfrentaban por el dominio territorial de la ciudad. La idea era tan sencilla como compleja: atender no enfrentar, a los jóvenes de la ciudad que mostraran voluntad de paz, transformando pacíficamente sus conflictos y evitar así, que éstos se vieran obligados a alistarse en la izquierda o derecha armada, único espacio desde donde el gobierno central autoriza procesos de negociación de paz

Aprendimos mucho en aquella experiencia locales de paz: que ellos no eran tan malos y nosotros no éramos tan buenos; que lo efectivo era lo afectivo; descubrimos que los jóvenes del conflicto querían llegar a viejos; y que lamentablemente los gobiernos de turno fueron inferiores a las demandas de paz venidas de las diferentes comunidades barriales comprometidas con la paz de la ciudad.

La palabra paz se puso de moda en las cárceles más temidas del país como Bellavsta y San Quintín, en los barrios más violentos del Área Metropolitana como el barrio Antioquia, los Populares, La Bayadera, el Tricentenario, el barrio París, la Maruchenga y Pachelli entre otros y en la Universidad de Medellín se propuso una Legislación de Fin de Siglo para atender el conflicto urbano.

La Cámara de Comercio de Medellín empezó a apoyar proyectos productivos en barrios donde los “pactos de convivencia” habían mostrado sus efectos positivos, proyectos que dieron origen a iniciativas empresariales que hoy día tienen reconocimiento internacional como “los encadenamientos productivos barriales”. Las ONG acompañaban y promovían las iniciativas ciudadanas de paz salidas de los actores mismos del conflicto, que exigían ser reconocidos como lo que eran: como jóvenes al margen del estado y no necesariamente al margen de la ley. Los diferentes municipios del Área Metropolitana, como Bello e Itagüi, institucionalizaron programas de convivencia ciudadana como parte oficial de su actividad gubernamental.

Para apoyar los buenos resultados anteriores, el Banco Interamericano de Desarrollo –BID-, invirtió en la convivencia ciudadana de Bogotá, Cali y Medellín. Y como algo paradójico, varios de los jóvenes de bandas juveniles viajaron a los EEUU a estudiar la filosofía de la Noviolencia de Martín Luther King y hoy son gestores de paz de la Gobernación de Antioquia.


No permita que los narcotraficantes “usen “ los procesos de paz, para solucionar su problema de extradición. Ellos, los narcotraficantes, han buscado todas las formas para evitar la sanción de la extradición, primero, quisieron ser Representantes y Senadores para tener inmunidad parlamentaria; luego recurrieron al terrorismo más sanguinario que recuerde el país, y para ello usaron los jóvenes de los barrios populares de Medellín; y hoy nuevamente, están a través de los procesos de paz que el gobierno nacional les ofrece, usando otra vez a los jóvenes de los barrios marginados de la ciudad para su propósito individualista y siempre único: no ser extraditados.

Nuestro país tiene formas alternativas de resolverle los problemas a las personas que lo quieren hacer pacíficamente, una de ellas es la “política de sometimiento a la justicia”, que está en la línea de los narcotraficantes. Cosa distinta son los procesos de paz, que son sinónimo de reconciliación y justicia social, que riñe a las claras con el proceso de “paz” que se adelanta con los narcoparamilitares, y que producirá en el país una legitimación de la impunidad y la violencia, y consecuencialmente ya nadie va a querer saber de proceso de paz alguno y de alternatividad penal menos, y a los próximos gobiernos les corresponderá, como mínimo, la tarea de redefinir y reinventar procesos para buscar la convivencia ciudadana.

Reconozca Dr. Restrepo que el NARCOTRÁFICO, no los narcotraficantes, es la asignatura pendiente del gobierno, pues luego de acabar con el cartel de Medellín, encarcelar al de Calí y extraditar unos cuantos en la actual administración, el narcotráfico goza de muy buena salud hoy en día y es el “negocio” que sirve ya no de fachada sino de “piso” a gran parte de la economía nacional. ¿Qué será de Colombia, cuando producto de la metamorfosis que les permite a los narcotraficantes el proceso de “la Paz” en marcha, se refunda en un tridente de poder: militar, económico y político?

No deje que lapiden, ahora sí, a los jóvenes de la ciudad de Medellín, pues la tierra les está llegando al cuello, y el día que los “barones de la paz” antes “barones de la droga” no los necesiten, dejaran el proceso a la deriva y patearan sus cabezas hasta hacerlas estallar, como lo hicieron con dos ancianos en la masacre del Salado en el Chocó.

Desafortunadamente y a pesar de haber invitado al gobierno nacional de aquella época a que acompañara estos procesos y los inscribiera en su política nacional de paz, nunca tuvimos respuesta, y finalmente, pasó lo que tenía que pasar: ganaron los violentos. Los procesos de convivencia en los barrios se terminaron por sustracción de materia, pues a casi todos sus integrantes los mataron y los que sobrevivieron a las balas de los enemigos de la paz, están en las diferentes cárceles del país y el resto engrosaron las filas de las bandas para estar al servicio del mejor postor: el narcotráfico. Y hoy, en un proceso camaleónico, los vemos en las noticias “vistiendo” el uniforme nuevo verde oliva, de los que ganaron la guerra en la ciudad: el Bloque Cacique Nutibara –BCN-, el grupo de jóvenes desmovilizados por los narco-paramilitares.

A pesar de todo, Medellín en esta casi apología de paz vivida en la década de los noventa, aprendió mucho, como mínimo lo que no se debe hacer en los procesos de paz, pero la realidad nos muestra como esa historia llena de buenas prácticas ya no interesa, pues parece que la historia de Colombia se inicia y termina cada cuatro años con la llegada de un nuevo gobernante, perdiendo la posibilidad de hacer de la paz lo que realmente es: un proceso dialéctico a largo plazo.

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Dr. Restrepo en las anteriores líneas pretendí, resumir mi intervención en el encuentro de Barcelona celebrado en el Parlamento Catalán y en ellas como puede verse, no hay en absoluto ataque personal que se parezca en lo mas mínimo a una lapidación. Reconozco que mis años como colombiano no practicante, me pudieron haber llevado a sobreactuar en mi intervención, pero la intención siempre fue contribuir al debate desde mi óptica de testigo de excepción de lo que expuse.

Finalmente, transmítale un saludo a nuestro presidente Salgareño, de este Urraeño en el exilio.


Lo mejor para usted, será lo mejor para Colombia



Att.

Juan Guillermo Sepúlveda Arroyave.




Barcelona, 17 de marzo de 2004

[1] Carta remitida al Alto Comisionado de Paz en marzo de 2004, la hago pública por considerarla de interés en consideración a la situación de violencia urbana que vive Colombia.
[2] Seminario Internacional sobre Alternatividad Penal en Procesos de Paz. Este seminario, organizado por la Escuela de Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona tiene el fin de facilitar el debate público sobre experiencias de alternatividad penal para delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra y sus alcances y desafíos en procesos de paz, dando énfasis al caso colombiano. Tendrá lugar durante los próximos días 27 y 28 de febrero en el Parlamento de Catalunya. Fuente: www.pangea.org/unescopau .

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